Sobre la salud.


Cada año, según la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 12 millones de personas mueren por un infarto cardíaco o accidente cerebrovascular en todo el mundo y alcanza de igual manera a ricos y pobres. 

En general, se cree que sólo afectan a los hombres de edad madura, pero lo cierto es que ocurren en ambos sexos. En la población femenina, el riesgo aumenta considerablemente después de la menopausia, igualando al riesgo del hombre. 

Los infartos del corazón y del cerebro (llamados ACV) se deben a una obstrucción en las arterias que impide que la sangre fluya correctamente hacia estos órganos. La causa más frecuente es la formación de depósitos de grasas en las paredes internas de las arterias, con lo cual se vuelven más estrechos y menos flexibles. 

La acumulación de grasas tiene tres razones principales: 

• Fumar. 

• Llevar una dieta poco saludable. 

• No realizar actividad física. 

Un dato importante para tener en cuenta es que alrededor de un 60 por ciento de las personas que sufren un infarto cardíaco mueren antes de recibir atención médica. Prevenirlos es la única salida a este problema. 

Prevención
 

Es mucho lo que se puede hacer para reducir el riesgo, ya sea de un infarto o de un accidente cerebrovascular. La primera medida es realizar algunos cambios saludables en el estilo de vida, como por ejemplo: 


• No fumar y evitar respirar el humo del tabaco de otras personas. 

• Llevar a cabo una dieta saludable 

• Evitar el sedentarismo. 

La actividad física se define como cualquier tipo de movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos, que tiene como resultado un gasto de energía. Realizar ejercicio reduce el riesgo de sufrir infartos cardíacos y ACV porque: 

• Ayuda al cuerpo a quemar esas grasas que tapan las arterias y también los azúcares que, si se consumen en exceso, se acumulan transformándose en grasas. 

• Reduce la tensión arterial en los hipertensos y previene la hipertensión en las personas con presión normal. 

• Aumenta la oxigenación de todo el cuerpo, sobre todo del corazón y del cerebro. 

• Disminuye el estrés liberando endorfinas. 

• Aumenta la fuerza y la resistencia del corazón al esfuerzo. 
• Mejora la circulación sanguínea aumentando la cantidad y calidad de las arterias y las venas.
 

El ejercicio indicado
 

Está ampliamente demostrado que hay medicación preventiva para el infarto y nadie duda que el médico la debe prescribir si está indicado, pero muy pocos son los que consideran la prescripción del ejercicio como un remedio para prevenir el infarto del corazón o del cerebro. 

Realizar actividad física es incluso aún más beneficioso que ingerir cualquier medicamento, por lo que se debe tomar tan seriamente como la medicación prescripta por el especialista. 

Es conveniente dedicar unos 30 minutos por día a caminar, trotar, nadar, andar en bicicleta, bailar, cortar el pasto, subir y bajar escaleras, patinar o efectuar cualquier actividad que genere movimiento del cuerpo. 

También son buenos los ejercicios de fuerza, que se realizan con pesas. Siempre se debe iniciar lenta y progresivamente. Estos 30 minutos pueden ser continuos o en sesiones de 10 minutos. 

Todo es beneficioso. Se puede hacer 3 sesiones de 10 minutos como, por ejemplo, ir y volver del trabajo caminando en vez de tomar un transporte. Con esta simple acción, ya se está ayudando a prevenir el infarto. 

Además, se debe efectuar una consulta médica cuando se quiere iniciar un plan de ejercicio para saber el estado de salud previo y planificar cuándo, cómo y cuánto hacer. Es caso de estar llevando a cabo una rutina diaria, es conveniente hacer chequeos médicos anuales. 

Animar a los miembros de la familia y a otras personas cercanas a cambiar el estilo de vida hace que el entorno sea positivo y ayude a sostenerlo en el tiempo. 

La dra. Alejandra Hintze es médica coordinadora del Servicio de Emergentología del Hospital Británico de Buenos Aires y pertenece al staff del Equipo Deportológico del Vilas Club
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